Desde tu camino ves a la otra persona
cada ves más pequeña, no pasa nada, estamos hecho el uno para el otro.
Y ahí está ella, y al final sólo ocurre una cosa, llega el puto invierno, no hay vuelta atrás, lo sientes, y justo entonces intentas recordar en que momento comenzó todo y descubres que
todo empezó antes de lo que pensabas, mucho antes.
Y es ahí, justo en ese momento cuando te das cuenta de que las cosas sólo ocurren una vez y que por mucho que te esfuerces, ya nunca volverás a sentir lo mismo, ya nunca tendrás la sensación de estar a 3 metros sobre el cielo.
Y todo acaba. Por alguna razón todas las promesas se convierte en arena que el viento sopla y lleva lejos, desaparecen entre la inmensidad del mundo.
Todo lo que prometía ser eterno, para siempre, se destruye y se hace nada, sin posibilidad alguna de poder salvar algo.
Esos momentos se vuelven borrosos y confusos y te preguntas si fue real o tan solo un sueño.